Ansioso por escribir un poema que expresase el mayor dolor del mundo, POE llegó, por exclusión, a la idea de la muerte de la mujer amada. Nada le pareció más definitivamente doloroso.
Así nació "El cuervo": el pájaro agorero que repite al hombre solo en su nostalgia la punzante letanía del "NUNCA MÁS".
¿Será ésta la mayor de las soledades? Cuál será la mayor, entonces? Será la del poeta Hart Crane...¿Que se habrán dicho el poeta y la eternidad en esos pocos instantes en que él, quizá bañado de poesía total, boyó sin certidumbre sobre la negra masa líquida, en espera del abandono?
Soledad inenarrable, tal vez poblada de belleza...¿Pero será ella, también, la mayor soledad?
Y la del poeta Rilke, su soledad cuando, en el alto peñasco sobre el Adriático, escuchoen el viento la música del primer verso que desencadenó las "Elegías de Duino",....
será la mayor soledad? No, la mayor soledad es la del SER QUE NO AMA. La mayor soledad es la del ser que se ausenta, que se defiende, que se cierra, que se rehusa a participar de la vida humana.
La mayor soledad es la del hombre encerrado en sí mismo, en el absoluto de sí, y que no da a quien pide lo que puede dar de amor, de amistad, de socorro.
El mayor solitario es el que tiene miedo de amar, el que tiene miedo de herir y de herirse, SER CASTO de mujer, varón, amigo, pueblo, mundo.
Ése se quema como un lámpara triste, cuyo reflejo entristece también todo en torno.
Él es la angustia del mundo que lo refleja. Él es quien se rehusa a las verdaderas fuentes de la emoción, las que son patrimonio de todos y, encerrado en su duro privilegio, siembra piedras desde lo alto de su fría y desolada torre.
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