viernes, 16 de noviembre de 2007

MIEDO...

Te miras en el espejo y notas lo mucho que has cambiado. No fue sino hasta hace poco que me te diste cuenta de que es cierto eso de que los años no pasan en vano. Siempre te dicen lo mismo, "No has cambiado en nada, estás igual a la última vez que nos vimos". Mentira. No sabes explicar con exactitud en qué ha cambiado tu rostro, pero sabes que no es el mismo. Para confirmar todo esto, ayer encontraste una hebra blanca en tu cabello. "Que vanidad!", dirán los demás. Si, sabes que en el mundo hay problemas más graves en que pensar, que dichosos aquellos que...., etc., etc. Sin embargo, te convences a ti mismo de que en determinado momento, todos piensan en estas trivialidades. ¿Y cómo no evitarlo? ¿Cómo no evitar pensar en los cambios físicos que atraviesas cuando, después de pasar un día completo en la soledad de tu casa, te miras en el espejo sólo para encontrar que la imagen misma te grita "estás solo". Entonces te preguntas cuanto tiempo estarás asi, cuanto tiempo pasará antes de que tu corazón decida lanzarse, antes de que él encuentre ese "alguien" que esperas. El tiempo está corriendo, la vida te está pasando por el frente y no estás construyendo recuerdos para cuando llegue el momento de sacar cuentas.

Queriendo escuchar una voz confortante que aniquilara el silencio abrumador llamas a tu madre. ¿Cómo decirle de tu soledad? ¿Cómo decirle que extrañas su abrazo sin ponerte a llorar y de paso mortificarla? Hablas con ella con un nudo en la garganta; hablas pausadamente para evitar sollozar y tener que admitir tu tristeza. El tiempo está corriendo y no tienes a tu lado las personas que más amas en el mundo. ¿Cómo no pensar en los cambios, en la vueltas misteriosas que toma tu vida, en las noches de soledad que se repiten más veces de lo querido? Ya no eres una niño pero cuánto quisieras serlo. Y si, reconoces estar comportándote como un cobarde, como alguien que teme enfrentar el futuro y busca refugio en una vida en que todo era menos complicado. Pero, ¿Qué importa que te tachen de cobarde? ¿Que importa admitir el miedo, el terror a llevar una vida vacia, a mirar hacia atrás un día y aceptar que dejaste pasar los días en vano? Tienes miedo. Ahi está. Esa es tu verdad.

El miedo es esa gota de hielo que queda sobre tu piel, cuando te das cuenta que el agua se te escurre entre los dedos.

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